¿En qué planeta estuviste los
últimos 30 años? Nunca deja de preguntar quién me acompaña ahora por cafés,
remates y librerías. Y es que no me acostumbro al caos de la calle a pesar de
tener ya tiempo en esta urbe, aún olvido mirar a ambos lados. Digo que no lo sé
y no me arriesgo a dar el nombre de un lugar, tal vez porque estuve en un sitio
físicamente, pero dentro de mí ya había empezado un largo viaje sin retorno.
¿Dónde estuve? Tal vez no puede
etiquetar el limbo, solo tal vez. Rio, reímos y me acomodo el cabello como
solía hacer cuando estaba nervioso, señal inequívoca que tu sabias de memoria
porque decías ‘conocerme’ y lo pongo entre comillas porque sé a ciencia cierta
que no fue así. No eras la primera en notar ese detalle y tampoco la última.
Me acomodo el cuello de la camisa
pensando seguramente que no se vestirme bien o que he aprendido, por el
contrario, a combinar mis eternos trajes negros con coloridas zapatillas o
aquella polera que le disgustaba a mis padres pero que tú amabas. Adoras mis tics
y manías, tal vez por ella pasas por alto el que esté ausente en esta platica.
Otra vez.
Torpezas más tarde seguimos
caminando y entramos a una tienda. Me colocó los audífonos como en aquel video
de ´como cuchillo, en la mantequilla…’ y empiezo a tararear el tema. Ese que me
atrapa nuevamente y me lleva de aquí para allá en un segundo.
Sabes que la música es parte de
mi mundo, pero para mí este universo es totalmente nuevo porque estas tu aquí
ahora. Así, entre el track 4 y el 8, siempre el 8, olvido el tiempo
transcurrido, las promesas rotas, las lágrimas de siempre y me arriesgo,
tontamente a esbozar una sonrisa.
No, no y no. ¿Qué estoy haciendo?
No está bien. Salgo de allí asustado, no quiero perderme la película que te
comenté por teléfono (te miento) y me alcanzas. Mi corazón vuelve a su sitio y
finjo que no ha pasado nada, que es una más de mis locuras y tu asientes.
Tomas mi mano y somos 2 de nuevo,
por aquel camino de garúa y frio que nos acompaña ¿no es acaso un soberano
cliché el estar tomados de la mano así? ¿La vida puede ser una película después
de todo?
Te diré que es la primera vez que
la veo pero no es así, no quiero romper la magia de nuestra salida. No lo voy
admitir y disimularé bien para que no lo notes, pero el asunto es que todo se convierte
en algo nuevo, no son los diálogos, no son las butacas, somos tú y yo. Lo
vuelvo a hacer, no puedo fingir que nada ocurre o Puedo decirte que fue la
lluvia. Otra vez.
Después de la película siempre
comento contigo sobre esa escena, ese color, aquel dialogo, la mirada, la
atención y el detalle. Tú dices que sí y con tus comentarios me haces saber que
no lo dices de la boca para afuera, sino que contribuyes con tu crítica, que entre
ácida y risueña, me hacen olvidar todo otra vez.
¿Te dije que adoro que hagas eso?
Amo que lo hagas pero no te lo diré en voz alta. Nuevamente la canción de la
tienda toma mi mente y me transporta, busco en tus ojos, enormes y de color
caramelo, un punto fijo al cuál asirme y lo logro con dificultad. ¿Está bien
sentirme así nuevamente? Creo que sí.
Noto que algo ha cambiado, lo
noto como dice la canción de Hombres G que detestas que tarareé porque tal vez te
traen un mal recuerdo ¿Celos? No lo sé, no tiene sentido y no tengo el valor de
reclamarte nada. Prosigo, camino, me alejo y en algún momento de la plática,
digo NO.
Sabes que llegado el momento en
el que te evadiré, subiré a mi autobús, me despediré y todo quedará en nada.
Volveré a mi capullo y todo será como cuando nos conocimos, cuando te pregunté
porque me hacías compañía sin conocerme. Esta vez es distinto. No importa.
Esta vez me acompañas, subes
conmigo y ya no me dejas sentarme en solitario, ya no tendré que golpearme
contra la ventana por mi insensatez, ya no recordaré tu aroma porque lo tendré
a mi costado, ya no repetiré una y otra vez aquella escena pensando en darle un
nuevo final porque la noche aún no ha acabado.
Aterrizo, bajo del auto y en
silencio tomas mi mano, no dices nada, no digo nada, caminas conmigo rumbo a
casa, sucumbo ante la realidad que viene a mí en forma de lluvia ¿será una
señal? giro la perilla, suspiro y sé por primera vez en muchos años que estoy
de vuelta. He regresado. Pasa. Estás en casa.